Balkanik brown

Érase una vez un marrón y érase otra los ritmos balcánicos. Si los juntas nace una criatura medio circense medio nonsense.
Volvemos a quedar Sergio y yo con los míkeles y esta vez también se apunta Eneko (otro maestro relojero). La idea era una vueltilla por las sierras de Illón y Leyre para quitar el mono y después un poquito de lo que viene siendo una sesión de grabación. Al ambicioso director que hay dentro de mi  se le hace el culo gaseosa... esta gente es muy buena, tengo que explotarles!
Mas no estaba al corriente de los planes que el señor o el mismísimo belzebú tenía reservados para nosotros. Salimos del alto de las coronas con poco más que lo puesto (total, una vuelta de 2 o 3 horas como mucho...), pero a partir de ahí las cosas acontecen de la siguiente manera:
  • Para nuestra sorpresa encontramos nieve, no hay mucha, pero está toda en la pista. Avanzar se convierte en una proeza. Por suerte, los tramos en los que la nieve deja de aparecer toman la forma de senderos bastante bastante inciclables y penosos.
  • Los tramos de pista sin nieve están llenos de piedras y se corresponden con las zonas en las que el bulldozer se dejó caer en punto muerto por máxima pendiente!!! (de ello dieron fe nuestros pulmones y nuestras piernas)
  • Las bajadas son auténticos patatales, yo las estreno con una buena voltereta y marcándome las dos rodillas (hecho que hubiera evitado si me hubiera puesto las rodilleras que llevaba en la mochila para tal fin)
  • Cuando llegamos al cresterío de Leyre-Arangoiti hace frío y la visibilidad está bastante mermada por una agradable bruma. Menos mal que no llevamos ropa de abrigo ni apenas comida para mejorar el asunto.
  • La zona de la cresta es una preciosa excursión en la que la bici molesta y mucho. Vamos de piedra a piedra con la bici en el hombro luchando contra los árboles que enganchan el sillín.
  • Por fin llegamos a la "bajada". Un sendero, como no, patatalero, de difícil pedaleo y que no acaba de decidirse a ir pa abajo. Eneko aquí también se marca una rodilla. Todo aderezado con un oportuno viento húmedo en contra.
  • Por fin llegamos a la bajada (obsérvese que esta vez no pongo comillas). Podría estar bien pero todas las piedras están recubiertas de una especie de moco o líquen que no nos permite soltarnos ni media.
  • Los últimos cien metros de la ruta consisten en una pista llena de fiemo húmedo que nos pone las bicis hechas una auténtica mierda.
  • Ya en Lumbier nos damos cuenta de que la minivueltilla nos ha costado unas cinco horas y media, se nos acaba la luz y no nos dan de comer.
A pesar de todo no estuvo mal. Echamos unas risas tirando de pesimismo humorístico y pensando en pasar el track a nuestros peores enemigos. Ahí va un video malpedaleando de recuerdo, lo mínimo que puedo hacer después de que mikel protraction se tomara la molestia de grabar. Queda pendiente para otro día un video flipao (lo escribo para que quede constancia)


Un saludo!


 

3 comentarios:

  1. Un dia de esos en el que nada sale como estaba previsto
    Grande este Eneko.... la pena es que creo que ya no va a venir mas con nosotros... por si acaso
    Como decia la abuela de Sergio, si no te has metido en lios, vuelves a casa con la sensación de no haber aprovechado en dia
    un saludo!
    mikel

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  2. Aupa!
    Esa abuela sabía lo que decía, así semos...
    Y Eneko seguramente también sea así y repetirá ;)
    Habrá que ir pensando en la siguiente!
    Un saludo

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  3. Hacía tiempo que no veía una de estas y también tiene su encanto!!! No siempre tienen que salir actividades de las de presumir!!
    Además, la música le pega.
    Ale, venga, todos a contagiarse de locura balcánica!!!

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